Según un chiste muy viejo, se encuentran dos animales por la calle y le dice uno, sorprendido, al otro:
- ¿Oye, tú, tú... tú qué animal eres?
- Yo soy un perro lobo.
- ¿Y eso por qué?
Pues porque mi padre es un perro y mi madre una loba.
- Y tú, ¿qué animal eres? –Pregunta, también extrañado el perro lobo.
- Yo soy un oso hormiguero.
- ¡¡¡VENGA YA...!!!
Es posible que algo semejante experimente quien escuche por primera vez el término Educomunicación.
¿Edu-qué? ¿Comuni-qué?
Podría verse la Educación como una sucesión de altibajos. Ha habido épocas –las menos– en que ha sido la prioridad y se han generado nuevas propuestas con resultados positivos. Por el contrario, la mayor parte de las veces es simplemente motivo de disputas ideológicas o se convierte en arma arrojadiza para conseguir votos. La cuestión es que, por una cosa u otra, tales vaivenes lo único que consiguen es marear al educando.
La Educomunicación, Media Literacy o como quiera denominarse a esta materia no se libra –según mi punto de vista– del estigma señalado en el párrafo anterior. Y no lo hace porque aúna dos cuestiones de gran relevancia por muchos y diversos motivos: Medios de Comunicación y Educación.
No nos engañemos, aunque ambas no debieran estar vinculadas estrechamente en cuestiones que tengan como objetivo lo económico o lo ideológico, lo están. La cuestión, y ahí vienen los matices, es que no existe relación para otros fines primordiales, por lo que tendría que incentivarse activamente. Aquí es donde entra en escena el educomunicador, un especialista en las dos materias.
Un papel destacado
Hacer divertidas las Matemáticas es complicado. No imposible, pero hay que trabajárselo mucho. Sin embargo, a poco que se esfuerce el docente de Historia, por lo general es la suya una disciplina subyugante. No querría sonar tópico con lo que voy a decir a continuación, pero considero esta introducción necesaria para enlazar con una de las ideas principales que quiero exponer. La cuestión es que la Historia cumple un papel determinante para ayudarnos a comprender quiénes somos. A situarnos en el mundo en todos los planos. Esto creo que está claro.
Sin embargo, ayudar a entender el presente es algo a lo que pocos le prestarían/le han prestado atención. No creo que muchos se lo cuestionen. Suena raro. ¿El presente? Claro que lo entendemos, ¡si lo estamos viviendo en directo! Es decir, se asume que todo el mundo, quien más quien menos, sabe de qué va esto. Y si no –podría añadir cualquiera–, para eso están la tele y los periódicos. O Internet.
Delegamos continuamente. Da igual en qué manos nos ponemos. ¡Que interpreten otros!, clamaría hoy Unamuno. Pero, ¿realmente la gente de la calle se plantea estas cuestiones? Se lo planteen o no, el hecho es que en pocos años nuestra realidad ha cambiado drásticamente. Nuestro presente, el que luego será Historia, puede divergir mucho según quién lo interprete. Por lo tanto, no es cuestión baladí.
En la actualidad, disponemos de más cantidad y medios de información que nunca. A ello se une Internet, que fomenta la diversidad y multiplicidad de mensajes. Las nuevas tecnologías son las principales culpables del cambio de paradigma. De ahí que ese concepto precioso y endemoniadamente preciso –además de metáfora tan visual– que el señor Moles enunció como Cultura Mosaico se torne cada vez más corpóreo. Un puzzle, vamos. Es ineludible ordenar este caos. Entender el funcionamiento de la Sociedad Matrix es indispensable para poder acudir al pasado y moverse hacia el futuro.
Según Roberto Aparici: “Un educomunicador es un mediador en los procesos de interacción de la comunicación.”, a lo que podríamos añadir las palabras de Jordi Torrent: “A través de la educomunicación se invita a los jóvenes a que replanteen la visión del mundo que han aceptado como buena y única”. Es decir, alguien que ayuda a esclarecer los mensajes provenientes de los medios con el fin de generar en el otro autonomía para distinguir el grano de la paja.
En esa línea, Kovach y Rosenstiel sostienen que el nuevo periodista ayuda a las audiencias a generar sentido de la información. No sólo se trata de interpretar o analizar la información, sino comprobar que sea fidedigna y ordenarla para que se pueda hacer uso eficaz de ella. En el caso particular de Internet, Enrique Dans habla de crear una cultura de uso. Los nuevos medios llevan aparejadas nuevas formas que hay que interiorizar.
Muchos expertos, entre ellos también el mencionado Aparici, apuntan hacia la década de 2020 como la crucial en cuanto a alfabetización digital. Si bien alfabetización mediática puede parecer una denominación agresiva, coincido con Torrent en identificar alfabetización con educación. No se trata de un concepto simple, puesto que ahí radica la clave: en la base. Con una base adecuada se puede llegar a una sociedad de nativos digitales capaces de desenvolverse en un entorno completamente distinto al actual.
Distanciamiento emocional
Parafraseando a Agustín García-Matilla, podríamos hablar de unos Medios para la Educación. Unos medios que, de forma apropiada, sean capaces también de socializar, transmitir valores y conocimientos. Hoy día, gracias a la convergencia se pueden generar productos globales educativos.
Ahora bien, para Torrent la Educomunicación apunta hacia una relación enriquecedora con los medios, sin dejar de lado la importancia de desarrollar un cierto desapego emocional frente a los mensajes mediáticos. O lo que es lo mismo, distinguir entre propaganda e información y neutralizar la homogeneización de esta última. Es notoria la relevancia que adquiere la autonomía del individuo. Nada ha de serle impuesto. Crítica, opinión, análisis han de dejar de ser algo externo a él.
A pesar de todo, y según se desprende del diálogo entre Aparici y Torrent, las vacilaciones y faltas de entendimiento suponen, paradójicamente, el único punto de encuentro entre todas las corrientes del movimiento pedagógico ¿educomunicativo? (ni siquiera hay acuerdo para ponerle un nombre unívoco). Algunas de las quejas principales son la reiteración de errores década tras década –ergo, falta de progreso real– o la carencia de apoyo institucional. Con semejante panorama, no es de extrañar que se pongan todas las esperanzas, casi de manera mística, en la llegada de otro Informe MacBride salvador y redentor…
Revolución vs. pragmatismo
Aparici asevera que el desarrollo actual de las tecnologías hace necesario redefinir muchas de las teorías de la comunicación y del aprendizaje que se crearon en el siglo XX.
No comparto yo esa querencia por echar abajo un modelo educativo, sea decimonónico o del veinte. Igual que hay coexistencia pacífica entre medios, ¿por qué no han de coexistir modelos? Cada cual puede sacar lo mejor de la experiencia educativa en situaciones determinadas.
Llama la atención que grandes eruditos –figura de la que escaseamos en la actualidad, lamentablemente– estudiaron con esos modelos añejos. Algunos de esos eruditos, incluso, fueron precursores de propuestas actuales. Como, por ejemplo, Giner de los Ríos y todos los que tuvieron relación con su Institución Libre de Enseñanza.
En mi opinión, el énfasis debe efectuarse no en excluir sino en aportar mejoras. Por eso, estoy de acuerdo con Aparici cuando matiza: “El nuevo contexto comunicativo-tecnológico exige otro modelo caracterizado, sobre todo, por la no linealidad y la interactividad.”.
Sinergias. O cómo salir del gueto
Todo estupendo, unas teorías geniales… pero, ¿para qué sirven? Según Torrent, utilizar las tecnologías de la comunicación a las que se tenga acceso para crear mensajes mediáticos es parte esencial de la Educomunicación. Los mensajes serán de todo tipo, siendo su distribución lo fundamental.
Desde el punto de vista del profesional de la Información, la Educomunicación bien desarrollada podría ser el eslabón que devolviera al Periodismo la credibilidad perdida cuando se puso, casi en exclusiva, de parte del poder.
Pero no hay que perder de vista que la realidad, hoy por hoy, está marcada por la agenda de los medios hegemónicos. Igualmente, ser conscientes de que detrás de las redes sociales hay intereses comerciales es una forma de mantenerse alerta. Teniendo esto en cuenta, y si no es posible además evitar que la corriente fluja de norte a sur, lo más sensato sería aprovecharla para generar las variantes o adaptaciones en otros puntos. Los nuevos medios lo permiten. Ejemplos como el Vídeo Social, llevados a cabo por organizaciones como Witness o proyectos como En Plano Corto; así como las tendencias del Periodismo 3.0 (Periodismo del voluntariado, participativo, social...) recogen aquello que ha sido relegado a los márgenes –o fuera de ellos– en los medios.
Como en Matrix, se trata de despertar a la realidad real, por muy duro que esto sea. Existen consenso acerca de que la práctica es la mejor forma de aprender. Su problema sería la repetición de estereotipos. Pero mediante estas propuestas educomunicativas y grandes dosis de creatividad, que no escasea, puede lograrse hacer frente al sensacionalismo, al excesivo mercantilismo y evitar la cultura del espectáculo por el espectáculo. Aunque sea a pequeña escala.
En este sentido, la especialización o atomización puede ser una desventaja; si bien muchas microaudiencias hacen una gran audiencia. Por lo tanto, sería inteligente también aunar esfuerzos.
Para Roberto Aparici la educomunicación es una cuestión que todo gobierno ha de tener en cuenta si se preocupa del futuro de su ciudadanía. Jordi Torrent indica que es una matería que debería enseñarse desde la infancia. Si se tienen en cuenta estas propuestas, ¿disfrutaremos de una (digi)Generación del 27 en los años venideros?
Fuentes y + info:
Educomunicación: Participación ciudadana y creatividad
Alfabetización informacional
Media Literacy
Medialiteracy.com
¿Qué es Media Literacy? (en inglés)
Entrevista con Jordi Torrent
Blog de Roberto Aparici
Kovach y Rosenstiel. Los elementos del Periodismo
Blog de Enrique Dans
García Matilla. Educomunicación en el siglo XXI
Net neutrality
Smart mobs
Agenda informativa
Generación del 27
Bottup.com
Oh My News
Periodismo social
Periodismo ciudadano / voluntario
Periodismo participativo
En Plano Corto (vídeos)
Periodismo 3.0
Socialización de la Información
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Nota aclaratoria:
ResponderEliminarEn epígrafe 'Revolución vs. pragmatismo' creo haberme excedido al aseverar que apenas hay eruditos en la actualidad. Sí que los hay. El problema radica en su "visibilidad". Ya no son modelos tenidos en cuenta y reverenciados por la sociedad. Su lugar –y el de muchos otros– lo ocupan los aupados por la cultura del espectáculo... Con lo que entraríamos en otro debate (¿o tal vez el mismo?) igual de interesante, pero en el que no tengo la intención de extenderme más. No aquí; tampoco ahora.